miércoles, 5 de agosto de 2009

Asuntos Del Corazón


Lectura de hoy: Mt.13:10-15

"Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos". (Mt.13:15)

Al inicio de un retiro espiritual, nuestro orador, Matt Heard, preguntó: «¿Cómo están vuestros corazones?» Eso me dejó pasmado, porque yo tiendo a centrarme en creer con la mente y a trabajar con las manos. En la actividad de pensar y servir, mi corazón es dejado a un lado. Al ser guiados a través del énfasis reiterado de la Biblia en este centro crucial de nuestras vidas, comencé a captar su premisa de que la fe y el servicio son, más que nada, asuntos del corazón.

Cuando Jesús contó una historia para ilustrar cómo las personas reciben y responden a Su enseñanza (Mateo 13:1-9), Sus discípulos preguntaron: «¿Por qué les hablas por parábolas?» (v.10). En respuesta, Jesús citó al profeta Isaías: «Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos, para que no vean con los ojos, y oigan con los oído, y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane» (v.15; Isaías 6:10).

Cuán peligrosamente fácil es descuidar nuestros corazones. Si nos endurecemos, no encontramos gozo en vivir o servir, y la vida parece hueca. Pero, cuando nuestros corazones son tiernos hacia Dios, la comprensión y el agradecimiento fluyen a través de nosotros hacia los demás.

Así que, ¿cómo está tu corazón?

Tomado de Nuestro Pan Diario (Colaboración Hna. Marcia Serrano)

martes, 4 de agosto de 2009

Nuestra Brújula Moral


Lectura de hoy: 2ª Cr.7:1-14

"Si… mi pueblo… se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo… perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra". (2ª Cr.7:14)

Se dice que cuando a Abraham Lincoln le presentaron a la autora Harriet Beecher Stowe, éste dijo que era «la mujercita que escribió el libro que comenzó esta gran guerra».

Aunque el comentario del Presidente Lincoln no era totalmente en serio, la novela de la Sra. Stowe, La Cabaña del Tío Tom jugó un papel decisivo en la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos. Su gráfica descripción del racismo y de la injusticia de la esclavitud ayudó a guiar hacia el inicio de la Guerra Civil. Finalmente, la proclamación de emancipación de Lincoln declaró que todos los esclavos «serán libres». Así, la novela de la Sra. Stowe ayudó a cambiar la brújula moral de una nación.

Siglos antes, al rey Salomón se le dijo qué podría cambiar la brújula moral de Israel. Era comenzar con humildad y confesión. El Señor le dijo a Salomón: «Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra» (2 Crónicas 7:14).

Como comunidad cristiana, debemos comenzar con un inventario de nuestras propias vidas. Al buscar humildemente a Dios con oración y arrepentimiento, los cambios comenzarán en nuestras vidas.

Dios entonces puede usarnos para cambiar la brújula moral de una nación.

Tomado de Nuestro Pan Diario (Colaboración Hna. Marcia Serrano)

lunes, 3 de agosto de 2009

El Único Lugar Donde Comenzar


Lectura de hoy: Gl.1:6-12

"Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema". (Gl.1:9)

Cuando una casa de publicaciones me pidió que escribiera una nota promocionando un nuevo libro, dije que me alegraría hacerlo. Parecía ser un esfuerzo útil dirigido a jóvenes, desafiándoles a vivir para Dios en un mundo cambiante. Pero, mientras leía el libro, algo me atribuía. Aunque contenía muchos pasajes de las Escrituras y grandes consejos espirituales, no explicaba que el punto de partida para cualquier relación con Dios era la salvación por medio de Jesucristo.

El autor parecía implicar que la esencia de llevar una vida espiritual en la sociedad moderna se basaba totalmente en la acción —buenas obras— y no en la fe salvadora en Cristo. No escribí la nota de promoción.

La cultura de la iglesia está cambiando rápidamente. A menudo se deja atrás la naturaleza esencial del Evangelio en el intento de encontrar nuevas y emocionantes ideas. El apóstol Pablo quedó atónito al ver que las personas fácilmente aceptaban un «evangelio diferente» (Gálatas 1:6). Lo que él predicaba no provenía del hombre, sino que era una revelación directa de Jesús mismo (vv.11-12).

Jamás debemos abandonar el verdadero Evangelio: que Cristo murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó para nuestra justificación, declarándonos justos delante de Dios (Romanos 4:25; 1 Corintios 15:3-4). Sólo esto ofrece el «poder de Dios para salvación a todo aquel que cree» (Romanos 1:16).

Si queremos vivir para Dios, este es el único lugar donde comenzar.

Tomado de Nuestro Pan Diario (Colaboración Hna. Marcia Serrano)