lunes, 25 de octubre de 2010

EL VALOR DE LA PALABRA


Mat 5:33-37: "Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: "No jurarás en falso, sino cumplirás al Señor tus juramentos". Pero yo os digo: No juréis de ninguna manera: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar:"Sí, sí" o "No, no", porque lo que es más de esto, de mal procede. (RV.95)

La cita que podemos leer en el párrafo precedente, corresponde a una de las tantas enseñanzas sobre ética y moral entregadas por nuestro Señor en el excelso Sermón del Monte. Corresponde también a uno de las tantas citas en que el Señor Jesús dice: “Habéis oído que fue dicho….Pero yo os digo…”cambiando con ello la “forma” de cumplir dicho mandamiento, entregando una ampliación del mismo, en el sentido que la manera de evitar usar el Santo nombre de Dios en vano, es no jurar de ninguna manera, sino dar verdadero valor a la palabra empeñada (v.37). Una lección ética porque nos enseña que debemos pensar con amor, respeto y honrar el Santo nombre de Dios; pensar con amor y respeto por el prójimo evitando causarle algún tipo de daño. Una lección moral, dado que enseña cómo debemos poner en acción y llevar a buen término, el pensamiento ético antes descrito, es decir, dando valor a nuestra palabra como si tras ella estuviera de respaldo un juramento en el nombre de Dios.

El Señor Jesús es tan severo en sus sentencias que manifiesta que el no cumplimiento de la palabra empeñada, o las pseudo justificaciones, por demás germen de mentira, significa que el pensamiento y la acción falsa proceden del mal. No es necesario, creo, ahondar en explicaciones sobre el origen de la falsedad y el mal.

La Biblia de Las Américas y la versión Dios Habla Hoy, nos entregan una interpretación dinámica del versículo 37 en un lenguaje de mejor comprensión para nuestro vocabulario de uso corriente:
Mat 5:37: Antes bien, sea vuestro hablar: "Sí, sí" o "No, no"; y lo que es más de esto, procede del mal. (LBLA.)
Mat 5:37: Baste con decir claramente 'si' o 'no'. Pues lo que se aparta de esto, es malo. (DHH)

La versión NVI de la Biblia (Nueva Versión Internacional) resulta aún más esclarecedora respecto del significado de las palabras de Nuestro Señor: v.37: “Cuando ustedes digan "sí", que sea realmente sí; y cuando digan "no", que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno”. (NVI)

Todos sabemos que el hombre, producto de su naturaleza pecaminosa es de fáciles promesas y de fácil olvido de las mismas, digo olvido, por no decir de fácil quebrantamiento de ellas. Esto último llevaría implícito el deseo oculto de querer causar al prójimo un mal intencionado y de por sí, un embuste.

La ética y moral cristiana, nos obligan a todos los creyentes a ser cuidadosos con nuestras palabras y el compromiso que adquirimos con la declaración de ellas. Mucha mayor trascendencia, adquiere este mandamiento, cuando se debe poner en práctica por aquellos que deben tener autoridad moral para con sus acciones delante de una congregación, que de continuo, está examinando la conducta de sus líderes. No se trata de pretender líderes perfectos en santidad, sino que éstos deben prodigarse en esfuerzos sin medida para recibir del Espíritu Santo, la capacidad de alcanzar la perfección de aquél que se dio sí mismo por nuestra redención, no escatimando su condición de Dios.

Hay un viejo refrán popular que dice que “el hombre es amo de su silencio y esclavo de sus palabras”. Todo aquello que es declarado sin cuidado o con falsedad es contrario al propósito divino, por el contrario, el que habla con verdad y conoce la verdad, se hace libre (Paráfrasis de Jn.8:32). Queda libre de compromisos de conciencia y del dedo señalador del “acusador”. Hablar con la verdad y proceder con ella, implica un exhaustivo análisis de cada una de nuestras ideas antes de traducirlas a palabras y compromisos, para que durante el transcurso de los hechos, no nos veamos sorprendidos al comprobar que no podremos cumplir con lo que prometimos o acabar con lo que empezamos (Luc.14:28-31)

En síntesis, la lección de ética y moral de nuestro Señor, nos dice que nuestra palabra debe ser verdadera: que cuando digamos sí, sea verdaderamente un sí y cuando digamos no, sea en realidad un no. Que no seamos tibios, sino fríos o calientes, pero no dubitativos y generadores de desconfianza. Que nuestra palabra debe tener la fuerza, el compromiso y el valor equivalente a un juramento hecho en el nombre del Todopoderoso Dios. En fin que podamos llegar a ser hombres y mujeres de “palabra” con palabra de valor.

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