miércoles, 18 de marzo de 2009

Berrinche Mortal


Lectura de hoy: Proverbios 13

“El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige”. “Corrige a tu hijo, y te dará descanso, Y dará alegría a tu alma. (Pr. 13:24; 29:17)

Durante el fin de semana recién pasado un accidente automovilístico, producto de que un conductor que guiaba bajo la influencia del alcohol, dejó como saldo un niño de 4 años muerto. Momentos antes había salido con su padre, al que solía acompañar a todas partes, siempre. Las declaraciones de la madre, dicen que el niño al ver que su padre salía en el automóvil sin llevarlo, hizo un berrinche o pataleta como decimos en Chile y convenció a su padre de llevarlo en este mortal viaje.

En los actuales tiempos, cuando se habla de castigo o disciplina, las caras muestran muecas de desagrado. Al disciplinador o castigador se le tilda de inhumano, sometedor y otros peores calificativos. A los niños y a los muchachos, dicen, se les debe respetar sus decisiones en el más amplio sentido de la palabra; todo ello con el “noble fin “de no crear en ellos “traumas” que les hagan ser un niño frustrado en el futuro.

¿Con qué conocimiento, experiencia y sabiduría puede un niño tomar decisiones para su vida? ¿No es deber de los padres hacer la tarea de orientación para el futuro de sus hijos? En esta noble tarea ¿No debemos estar bajo el amparo y luz de la Palabra de Dios?

Los padres de hoy, confunden amar con consentir, produciéndose la siguiente ecuación directamente proporcional:”mientras más lo amo, más lo consiento”, pero se olvidan de crear una escala de valores en los niños, entre otros, la obediencia. Los hijos, más tarde, a sus propios padres desatienden, y ya es demasiado tarde. ¿Cuántos muchachos terminan golpeando o asesinando a sus progenitores o acabados por la droga y el alcohol? ¿Cuántos mueren por ser desobedientes? Este mal entendido amor por los hijos, a mi modo de ver, es también un engaño del príncipe de las tinieblas, para que éstos se pierdan, sin guía ni corrección, entre los artilugios del mundo.

Es mejor un castigo, una corrección a tiempo, antes que alcanzar fatales consecuencias. Disciplinar y castigar, no necesariamente implica aplicar golpes, aunque la Palabra de Dios es muy especifica:” No rehúses corregir al muchacho; Porque si lo castigas con vara, no morirá. (Pr.23:13)

Dios tenga misericordia y entregue consuelo a los padres que han perdido a su hijo, por no corregir a tiempo.

La Paz de Cristo esté con usted. Amén

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