martes, 10 de marzo de 2009

Hechos, no Palabras


Lectura de hoy: 2ª Co.4:13-15

“Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: "Creí, por lo cual hablé",* nosotros también creemos, por lo cual también hablamos”. (2ª Co.4:13)
* Sal.116:10

Cuando una persona se siente enferma, va donde un médico y se hace revisar. El médico, después de los exámenes, entrega una receta que usted debe despachar y tomar para curar sus males. Pero, ¿qué podríamos decir de ella si después de visitar al médico no despacha ni toma la receta? Podríamos decir simplemente que ¡no le ha creído a su médico! Y aún hay más, cuando alguien se sienta enfermo ¿tendrá la moral necesaria para aconsejarle ir al médico?, definitivamente ¡no!

Con la persona de Cristo y su evangelio, a algunos cristianos les pasa algo similar, mucho hablan, pero poco es lo que practican. Debemos tener en consideración que otros se verán beneficiados con la misericordia y amor de Dios cuando les predicamos el santo evangelio, pero también pueden resultar gravemente dañados si ven que no estamos creyendo lo que hablamos. El texto dice: “Creí, por lo cual hablé”, podemos deducir entonces, que si “no creo” lo que hablo, más bien sería no hablar, pues mis palabras son sólo apariencia que no tiene respaldo en los hechos.

Congregaciones completas han caído por palabras que no tienen respaldo en los hechos. Ante esta situación, los que están firmes en la fe, buscan otra congregación donde seguir adorando a Dios, pero ¿que pasa con los débiles y con los nuevos creyentes, esos que todavía tienen sus ojos puestos en los hombres?, los más probable es que se aparten de Dios por culpa de éstos.

Pablo dice: “No nos recomendamos, pues, otra vez a vosotros, sino os damos ocasión de gloriaros por nosotros, para que tengáis con qué responder a los que se glorían en las apariencias y no en el corazón”. (2ª Co.5:12). A veces nos recomendamos demasiado y no actuamos en consecuencia. Como Dios ha tenido compasión de nosotros, tengamos compasión de los que nos escuchan y ven nuestro diario vivir, no sea que en lugar de acercarlos a Dios, les estemos alejando

La Gracia y la Paz de Cristo estén con usted siempre. Amén.

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