Lectura de hoy: Sal.14
"¿Aquién tengo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra" (Sal. 73:25)
En cierta oportunidad conversaba con un ateo, y me sentía muy frustrado porque sus argumentos estaban muy bien armados y no podía encontrar ni una pequeña abertura para poder darle testimonio de Cristo. Hasta que en un momento le dije:"¡Dios es grande! Le dió a usted una inteligencia capaz de negarle", lo que le predispuso a escuchar por lo menos algo del Señor.
El ateísmo suele asumirse como una postura mental inteligente. Pero Dios lo considera una señal de necedad:"Dice el necio en su corazón:"No hay Dios". Es un disparate negar la existencia de Dios cuando estamos rodeados de evidencia de su obra creadora, como dice el salmo 19:"Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos"
Otra señal de lo desatinado que es el ateísmo la vemos en los resultados que produce. El salmo 14 continúa enumerando las consecuencias nefastas de la negación de Dios:"Se han corrompido, hacen obras despreciables, no hay quién haga lo bueno, de cometer maldad, de devorar a la gente, de burlarse de los planes de los `pobres, etc. Es que cuando se quita a Dios del cuadro lo único que queda es una humanidad sin rumbo, y cae en todo tipo de perversiones espirituales, morales y físicas, tal como lo enseña claramente Romanos 1:18-32.
¿Qué vamos a hacer con nuestros amigos ateos? Quizá no podamos argumentar con ellos, pero sí podemos amarles. Y el amor sigue siendo el argumento irrebatible, la mayor evidencia de Dios, de ese Dios que es Amor.
Eduardo Coria - Argentina.
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