martes, 16 de junio de 2009

Convertido y Convencido


Lectura de hoy: Mt. 23:13-17

“Ay de vosotros, escribas y fariseos, ¡hipócritas!, porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito y, cuando lo conseguís, lo hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros”. (Mt.23:15)

De acuerdo con el Diccionario Ilustrado de la Biblia del Dr. Wilton M. Nelson, un prosélito (agregado) era un gentil que se manifestaba de acuerdo con las prácticas religiosas judías y que luego de un proceso, dejaba su antigua religión y era aceptado por los judíos en su comunidad. Estos prosélitos eran ganados tras largas campañas de publicidad en los diferentes pueblos y los había de dos clases: 1) “los de la puerta” (Ex.22:10): simpatizantes que guardaban la moral hebrea y adoraban a Jehová, pero sin circuncidarse; también llamados “devotos o temerosos de Dios” (Hch.13:16; 18:17). 2) Los de la justicia, es decir los que aceptaban todo el yugo de la religión hebrea y se habían sometido a la circuncisión, la inmersión en agua y la presentación de un sacrificio. (Íbid.,pág, 527). Esta práctica produjo “convertidos” más fanáticos que los mismos judíos, lo que fue criticado por Jesús en el pasaje que leímos. Los motivos para la conversión o proselitismo, eran variados: religión, aceptación social, economía, etc. En pocas palabras era una cuestión de intereses.

La verdadera conversión, es volverse completamente a Jehová, y necesariamente involucra al arrepentimiento, llegando a ser un sinónimo para el pueblo judío.

Por otra parte, la “convicción”, de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), es una “idea” religiosa, ética o política de la que se está profundamente adherido. Para tener una idea, es necesario estar informado, realizar un razonamiento sobre lo que se lee y escucha, aplicar un método que permita alejar toda duda de aquello que hemos decidido creer. Para estar convencido es necesario entender en profundidad lo que se nos enseña. De no ser así, corremos el riesgo de ser un permanente prosélito que vaga de una religión a otra, de una secta a otra, para caer por fin en manos inescrupulosas que harán presa de nosotros saqueando nuestras casas. (Vea Mt.23:14). ¿Cuántas personas conocemos en esa condición? Aprendamos y enseñemos que no hay que buscar una religión que nos muestre a Dios, busquemos a Cristo, el que le llegue a conocer a Él conocerá al Padre.

Quiero que sepa que no le mostré la diferencia entre “convencido” o “convertido” para que elija una opción, sino para que sea ambos, un “convertido (a Jesús) y un convencido (de lo que cree)” El que tenga entendimiento, entienda.

La gracia y la Paz de Cristo le acompañen siempre. Amén

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