jueves, 11 de junio de 2009

Nuestro Faro


Lectura de hoy: Sal.43:3-4

"Tú encenderás mi lámpara; Jehová, mi Dios, alumbrará mis tinieblas". (Sal.18:28)

Un Barco de guerra navega en alta mar, hay una densa niebla, de pronto una luz a lo lejos se atraviesa. Enseguida el capitán gira instrucciones que establezcan contacto: "Diganle a esa nave que cambie su rumbo 10 grados al Sur". Con premura reciben la respuesta: "giren ustedes 10 grados al norte". Entonces, con expresión de molestia el capitán ordena de nuevo: "Diganles que si no giran 10 grados al Sur se verán en serios problemas". De inmediato reciben la respuesta: "¡pués si ustedes no cambian el rumbo serán los que estén en serios problemas, están hablando con el encargado del Faro y están a punto de encallar en las rocas!".

¡Que increíble!, ¿te imaginas como se habrá sentido este capitán al recibir semejante noticia? Toda su pericia, su experiencia se había reducido a un error que si no hubiese sido por este Farolero, hubiese terminado en un naufragio. Muchas veces tendemos a ser como este capitán, nos encontramos navegando en el mar de la vida en medio de tormentas y tendemos a pensar que como una embarcación navegando en alta mar, estamos solos y luchamos contra las tormentas con nuestras propias fuerzas. Pretendiendo tener el control de todo. Pero de repente te encuentras con que te has equivocado y en medio de ese error, está allí incólume, inamovible, el faro, la luz que está siempre allí para guiarte al lugar seguro. Las palabras del salmista expresan que ha pesar de nuestro error, allí está la luz para ayudarnos, al igual que el faro, esa es su función, no hay error en ello.

Carlos Arévalo - Venezuela

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