viernes, 10 de julio de 2009

Siervos


Lectura de hoy: Gn.22:1-19

"El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas..." (Col.1:13)

Hablamos de sinónimos, cuando tenemos palabras de igual significación, pero, escritas de forma diferente. Cuando nos encontramos en la Biblia con la palabra siervo, pretendemos sutituirla por un sinónimo. Esto se debe, a que nos gusta oír en su lugar palabras como: "Hijos de Dios", "Hijos de luz", "Ovejas del Pastor", "Coherederos con Cristo", "Varones de Dios", "Obreros del Señor", etc. En el primer siglo de nuestra era, el siervo era prácticamente un esclavo; una persona cuya voluntad estaba sometida a la voluntad de otro. Era alguien que probablemente había sido llevado al mercado de esclavos y ofrecido al mejor postor. Por lo general, después de comprarlo le horadaban el lóbulo de su oreja para ponerle un aro con el nombre de su amo. Había perdido su nombre, ya no era más Juan, ni Pedro, ni Gabriel, sino, el siervo del señor Gómez o del señor Farías. Hacía todo lo que su amo le pedía hacer.

El siervo o esclavo de los tiempos bíblicos, tenía presente dos cosas:

1)Pertenecía a un amo, un señor.

2)Su señor era la autoridad máxima.

Ahora entendemos mejor algunas frases bíblicas como "Pablo siervo de Jesucristo", "Santiago siervo de Dios y del Señor Jesucristo". La realida es que somos siervos de Jesús. Fuimos comprados por Él. "Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos" (Ro. 14:7-9)

Gabriel Fernández - Venezuela

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