martes, 27 de enero de 2009

Circulos de oración

Lectura de hoy: Lc.18:9-14

"...porque cualquiera que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido" (Lc. 18:14 RVE95)

Las niñas de sexto grado hicieron un círculo y por turnos oraron unas por otras en el grupo de estudio bíblico. «Padre que estás en el cielo, oró Ana,por favor, ayuda a Antonia que no esté tan loca por los muchachos». Antonia añadió con una risita: «Y ayuda a Ana a que deje de actuar tan mal en la escuela y que no moleste a otros niños». Luego Talía oró: «Señor, ayuda a Antonia a escuchar a su mamá en vez de responderle mal siempre».
Aunque las peticiones eran reales, las niñas parecían disfrutar molestando a sus amigas señalando sus fallos delante de los demás en vez de preocuparse por su necesidad de la ayuda de Dios. La líder de su grupo les recordó acerca de la seriedad de hablar con el Dios todopoderoso y la importancia de evaluar sus propios corazones.

Si usamos la oración para señalar las faltas de los demás mientras que ignoramos las nuestras, somos como el fariseo en la parábola de Jesús. Él oró: «Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano» (Lucas 18:11). En vez de ello, hemos de ser como el hombre que le pidió a Dios que tuviera misericordia de él, «un pecador» (v. 13).

Tengamos cuidado de no dejar que nuestras oraciones se conviertan en una lista de fallos de los demás. El tipo de oración que Dios desea fluye de una humilde evaluación de nuestros propios corazones pecaminosos.


La forma más elevada de oración proviene de las profundidades de un corazón humilde.

Tomado de Nuestro Pan Diario (Colaboración hna. Marcia Serrano)

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