lunes, 12 de enero de 2009

¡Horrible depresión!

"Mírame y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido" (Sal.25:16 RVE95).

Hay eventos negativos que nos afectan y atrapan. Tendemos a recordar los hechos negativos. Disfrutamos reviviendo lo malo que nos ha ocurrido. Esto nos sume en estados depresivos que quitan el deseo de vivir.

En la Biblia encontramos a un personaje que vivió esta amarga experiencia. Elías, solo deseaba morir. Fue tal la amenaza que le propinó Jesabel, que huyó despavorido. (1ºReyes 19:1-5).

La impresión que Jesabel causó en la vida de Elías, fue tan fuerte, que él se olvidó que Dios estaba a su lado.

La depresión hace que la víctima pierda el sentido de las proporciones y no tiene la capacidad para recordar los momentos cuando la victoria hacía sonar los clarines de triunfo.

Aquél que nuca ha fracasado, no puede ser grande. El fracaso es la prueba de la grandeza. Para algunas personas, el fracaso es impulso para el éxito. Mientras que para otros, el fracaso es paralizante. Este produce derrota, un sentido de profundo desaliento, y una resolución secreta de nunca más intentarlo.

Muchos predican que el creyente no tiene licencia para la depresión. Vemos variados casos en la Biblia que desmienten esta tesis. Lo importante es no quedarnos en el camino. Elías, después de comer y ser fortalecido por el ángel y experimentar la presencia de Dios en el silbo apacible, siguió su camino. Dejó sus temores en la cueva y cumplió un ministerio maravilloso para su Dios.

Rodolfo Campos - Chile.

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