viernes, 9 de enero de 2009

¿Cómo te recuerdan otros?

"Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros. Siempre en todas mis oraciones ruego con gozo por todos vosotros, por vuestra comunión en el evangelio desde el primer día hasta ahora, estando persuadido de esto, que el comenzó en vosotors la buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. Y es justo que yo sienta esto de vosotros, porque os tengo en el corazón; y en mis prisiones, y en la defensa y confirmación del evangelio, todos vosotros sois participantes conmigo en la gracia. Dios me es testigo de como os amo a todos vosotros con el entrañable amor de Jesucristo". (Flp.1:3-8 RVE95).

Todos recordamos personas significativas de vez en cuando. Un lugar, un perfume, un libro, o una melodía traen a nuestra mente esos recuerdos cuando menos lo esperamos. Es como recibir la visita inesperada de aquellos que dejaron una huella en nuestra vida.

Sin embargo no todas esas "visitas" son agradables. El recuerdo de algunas personas nos hiela el corazón, evocando experiencias amargas. De modo que por algún mecanismo que es un don de Dios, tendemos a olvidarlas. Recordar personas que nos hicieron daño y mantener la vivencia constante puede ser muy destructivo.

Lo contrario si es una bendición. La persona que nos ayudó, quién estuvo a nuestro lado consolándonos, el gesto de amor, la palabra oportuna, el abrazo cálido, son recuerdos que cuando nos visitan llenan nuestra vida de agradecimientos y esperanza. Tal vez traigan un poco de nostalgia, pero siempre dejan un sentimiento dulce y reconfortante.

Al acordarse de los filipenses, Pablo daba gracias a Dios. ¿Sucederá igual cuando alguien nos rememora? Me duele imaginar que alguien al recordarme pueda sentirse herido, abandonado o maltratado. ¡Pido perdón a Dios por ello!

Debemos vivir de tal manera que nuestro recuerdo alegre a las personas con quienes hemos tenido contacto. Eso no significará hacer concesiones o permitir a cada cual vivir a su antojo. A veces la confrontación y la reprensión oportuna ayudarán tanto a alguien que nos recordará con agradecimiento toda la vida. Pidamos a Dios ser el recuerdo agradecido que llena de gozo la vida de aquellos, que cuando les tocó pasar a nuestro lado, fueron bendecidos por nuestra conducta.

Alberto González - Cuba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario