martes, 27 de enero de 2009

Nadie sabe para quién trabaja

Lectura de hoy: Sal. 39

"Ciertamente, como una sombra es el hombre; ciertamente, en vano se afana; amontona riquezas y no sabe quién las recogerá." (Sal.39:6 RVE95)

La fragilidad del ser humano es algo que sólo Dios conoce, sin embargo podemos tomar conciencia de los escasos días que el Señor nos ha dado para buscarle, o al menos eso es lo que deberíamos hacer, pero generalmente los esfuerzos del hombre natural, están orientados a satisfacer los deseos de poder y de riquezas sin considerar en lo más mínimo que en un solo segundo, en un solo instante podemos perder la vida y no solamente la del cuerpo, sino lo que es más terrible, la vida del espíritu, la vida que es para vida eterna.

Son innumerables les que se afanan en vano, luchando por el oro y la plata, en desmedro de aprovechar la posibilidad hermosa de gozar de los hijos, la familia y la comunión con Dios. Desechando la paz, el reposo y el amor de Dios, pasando a ser víctimas del trajín de la vida vana y superflua, sin atender a que "ciertamente sin nada vinimos a este mundo y sin nada deberemos dejarlo" (1ªTi.6:7 paráfrasis).

Cuando dormimos, no sabemos si tendremos un nuevo despertar; cuando salimos de casa, no sabemos si tendremos un regreso; lo que acumulamos, no sabemos quién lo aprovechará y menos si este lo usará con el propósito para el cual lo guardamos. El refrán popular dice: "Nadie sabe para quién trabaja" en una clara alusión a lo que nos enseña el Señor en su Palabra.

Dejemos tiempo para buscar a Dios y fortalecer nuestra confianza en Él. Confiemos en el Señor que de todo lo bueno nos provee.

Dios bendiga su vida. Amén.

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