jueves, 12 de febrero de 2009

En Manos de la Autoridad

Lectura de hoy: 1ªTi. 2:1-7

“Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que tienen autoridad, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad” (I Ti. 2:1-2 RVE95).

El mundo entero está regido por autoridades, que a la luz de la Palabra de Dios, han sido establecidas por el Todopoderoso, para que rijan los destinos de las naciones y se les ha dado espada para ejercer justicia (Ro. 13:4 paráfrasis). Ya hemos tocado el tema de que estas mismas autoridades en algunos casos no están siendo lo suficientemente eficientes para lograr resultados que vayan en beneficio de todos, pero también es cierto que nosotros como cristianos tampoco estamos, quizás, siendo lo eficiente que el Señor espera de nosotros. Es posible que muchos, estemos segados y siendo engañados por el enemigo de Dios, para que, asustados y desconfiados, nos enfrasquemos en levantar súplicas egoístas que tienden a satisfacer nuestras necesidades estrictamente personales y estamos desatendiendo nuestro deber de ciudadanos cristianos, ciudadanos de un reino en el que el amor por el prójimo debe ser prioridad. No debemos olvidar que para el Señor no hay judío ni griego, ni hombre o mujer, sino que somos toda su creación y beneficiarios del mismo amor y en la misma medida, sin hacer acepción de personas ni nacionalidades, mucho menos de partidismos o sectarismos de cualquier tipo.

Creo firmemente, que el señor espera de nosotros, que aprendamos a gobernarnos en la sana doctrina de su Palabra, que nuestras autoridades, elegidas por nosotros mismos, le tengan siempre a Él por guía y consultor para la sabia toma de decisiones en beneficio de todos. Es deber nuestro entonces, estar permanentemente, haciendo rogativas por quienes hemos designado para que nos gobiernen, para que aquellos que no conocen a Cristo, le conozcan, para que el espíritu altruista de algunos, sea tomado por Dios para inferir en otros a tomar decisiones política y económicamente correctas, para que acepten que el único, verdadero y justo rey es Jesús y que en su ejemplo basen sus esfuerzos por ejercer la magistratura que se les ha encomendado.

No decaigamos en ejercer nuestro poder, el más grande, el poder de la oración, y obedezcamos a los sabios consejos del Señor en labios del apóstol Pablo, levantando nuestro clamor por la justa, sabia e inspirada (por Dios) dirección de aquellos que por el momento, tienen la responsabilidad de dirigir a las naciones, en tanto regresa nuestro Señor y Salvador Jesucristo a Reinar en Gloria y Majestad con Plena y Verdadera Justicia.

La paz del Señor le acompañe siempre. Amén

No hay comentarios:

Publicar un comentario