sábado, 21 de febrero de 2009

Puro y Santo


Lectura de hoy: Flp.4:1-9

"No impongas con ligereza las manos, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro." (1ªTi.5:22)

Parece que en nuestro tiempo actual hablar de puro y santo son ideas de gente anticuada y que estas palabras ya no existen en nuestro vocabulario, incluso se le asigna el ser puro y santo a alguien un poco tonto. Puede ser que lo puro ya no existe por el hecho de que el propio ser humano ha contaminado casi el planeta entero. ¿Dónde esta el aire puro de antaño?, Smog, ¿Dónde está el agua pura que tomábamos de cualquier río? El mar es un basural con petróleo, desechos nucleares, etc., la capa de ozono hace que el sol nos queme la piel rápidamente.

En realidad si continuamos analizando concluimos que ya nada hay puro, ni santo. Demos gracias a Dios que Él existe y que es el único Puro y Santo eternamente.

Nosotros somos llamados a ser puros, y es posible, dejando de contaminarnos con los pecados ajenos de mentes impuras que maquinan y practican maldad, debemos evitar participar en planificados actos pecaminosos producto de influencias perversas y satánicas. Ser santo y puro significa apartarse y guardarse de toda especie de mal. La pureza y santidad comienzan en la mente y el corazón que se proponen no pensar, ni tocar, ni hablar nada que esté en relación con el pecado. No es imposible, pues todo cristiano devoto, apartado y consagrado, que confiesa sus pecados, que practica sin cesar la oración, que lee y escudriña las sagradas escrituras, que hace el bien al prójimo, que comparte su fe y adora a Dios con todos sus hechos dondequiera que esté: sea en casa, en el trabajo, en el colegio, en el club, en el mercado o en el templo, se puede considerar santo y puro hijo de Dios en un mundo confuso.

Job Alvarado - Chile

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