martes, 3 de febrero de 2009

¿Y si el hijo no se parece al padre?

Lectura de hoy: 1ªJn. 3:1 - 3

“Mirad cual amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no lo conoció a Él.” (1ª Jn. 3:1 RVE95).

Cuando nos es presentado un recién nacido, nos acercamos a él, con mirada examinadora, revisando cada gesto, color de ojos, pelo, labios, en fin; todo con el propósito de identificar en él, a su padre. Cuando encontramos estas señas que buscábamos, exclamamos ¡Es el vivo retrato de su padre! La exclamación sale de nuestros labios con seguridad, con la certeza que nos dan nuestros sentidos, al comparar al bebé que estamos viendo, con la imagen que nuestra memoria tiene de su padre, y nuestra memoria tiene una imagen del padre del bebé, porque le conocemos. Por el contrario, cuando no conocemos al padre del lactante, preguntamos: ¿A quién se parece?, y todavía más, cuando conocemos al padre y el niño (a) no tiene semejanza alguna, comienzan las especulaciones y habladurías que “dañan a sus progenitores”, es decir, a sus padres. En síntesis, para encontrar los parecidos en el hijo, necesariamente debemos conocer al padre.

Nuestro señor Jesucristo nos enseña que el que conoce al hijo (o reconoce), también conoce al padre (Jn. 14:7 paráfrasis), por otra parte el apóstol Juan nos dice que el mundo no nos conoce (reconoce) porque no conoce a nuestro Padre, pero entre nosotros y a nosotros mismos ¿nos reconocemos?, porque bajo este concepto y lo comentado arriba, nos queda pensar en lo siguiente: Si Jesús y el Padre son uno, entonces Jesús es nuestro Padre, por tanto, si nos examinamos a nosotros mismos, ¿nos parecemos al Padre?

Dios bendiga su vida. Amén

1 comentario:

  1. DEBEMOS SIEMPRE BUSCAR LA SEMEJANZA A DIOS A TRAVES DE NUESTROS ACTOS, EN NUESTRA VIDA, Y LO MAS IMPORTANTE ES QUE LA GENTE QUE NOS RODEA SE DE CUENTA DE ESTE VINCULO ENTRE UNO Y DIOS.

    JUAN CATALDO LEPEZ

    ResponderEliminar